Tratamiento del cáncer de tiroides

El cáncer de tiroides es un tipo de cáncer que comienza en la glándula tiroides, que es una glándula pequeña con forma de mariposa ubicada en el cuello. La glándula tiroides produce hormonas que ayudan a regular el metabolismo, la energía y la temperatura corporal. El cáncer de tiroides se produce cuando las células anormales de la tiroides crecen sin control y forman un tumor. Este cáncer puede aparecer como un bulto o nódulo en el cuello. A menudo se detecta mediante exámenes físicos o pruebas de diagnóstico por imágenes. El cáncer de tiroides puede ser de diferentes tipos, incluidos el papilar, el folicular, el medular y el anaplásico, cada uno con sus propias características. La mayoría de los cánceres de tiroides son tratables, especialmente cuando se detectan a tiempo, y las opciones de tratamiento del cáncer de tiroides pueden incluir cirugía, radioterapia y terapia hormonal.
Reservar una citaAcerca del cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides comienza en la glándula tiroides del cuello y provoca un crecimiento anormal de las células. Los signos más comunes incluyen un bulto en el cuello, cambios en la voz y dificultad para tragar. Las opciones de tratamiento del cáncer de tiroides incluyen cirugía, radiación y medicamentos.
Síntomas del cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides suele presentar síntomas que pueden confundirse con los de otras afecciones menos graves. Estos son algunos síntomas comunes a los que hay que prestar atención:
- Bulto en el cuello:Uno de los síntomas más comunes es un bulto o nódulo en el cuello, que suele encontrarse en la glándula tiroides, que se encuentra en la parte delantera del cuello. Este bulto puede sentirse firme y puede verse o palparse debajo de la piel.
- Hinchazón en el cuello: Junto con el bulto, es posible que notes una hinchazón o un bulto en la zona del cuello. Esta hinchazón a veces puede ir acompañada de molestias o una sensación de plenitud.
- Cambio en la voz: El cáncer de tiroides puede afectar las cuerdas vocales y provocar cambios en la voz. Es posible que experimente ronquera o una voz ronca y persistente que no desaparece.
- Dificultad para tragar: Si el cáncer crece, puede presionar la garganta o el esófago, causando dificultad o dolor al tragar alimentos o líquidos.
- Tos persistente: Una tos persistente que no parece estar causada por un resfriado u otra infección puede ser un signo de cáncer de tiroides. Esta tos puede ser seca y durar mucho tiempo.
- Dolor en el cuello o garganta: Es posible que sienta dolor en el área del cuello o la garganta, que a veces puede extenderse a los oídos o la mandíbula.
- Ganglios linfáticos agrandados: El cáncer de tiroides puede provocar que los ganglios linfáticos del cuello se inflamen o se vuelvan sensibles. A veces, esto se puede sentir como bultos debajo de la piel.
Causas del cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides surge debido a cambios en el ADN de las células tiroideas, lo que lleva a un crecimiento celular descontrolado. Si bien las causas exactas aún no están claras, varios factores contribuyen a su desarrollo:
- Factores genéticos: Las mutaciones genéticas hereditarias, como en genes como RET o BRAF, pueden aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer de tiroides, en particular el carcinoma medular de tiroides (MTC).
- Exposicion a la radiación: La exposición a niveles elevados de radiación, en particular durante la infancia o como resultado de ciertos tratamientos médicos para el cáncer de tiroides, como la radioterapia para el cáncer de cabeza y cuello, aumenta el riesgo de cáncer de tiroides. Esto se observó especialmente después de accidentes nucleares como el de Chernóbil.
- Género y edad: El cáncer de tiroides ocurre con más frecuencia en mujeres que en hombres. Además, el riesgo aumenta con la edad, y la mayoría de los casos se diagnostican entre los 30 y 60 años.
- Historia familiar: Los antecedentes familiares de cáncer de tiroides o ciertas afecciones genéticas, como la poliposis adenomatosa familiar (PAF) o la neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN2), pueden elevar el riesgo.
- Deficiencia o exceso de yodo: En regiones con deficiencia o exceso de yodo, podría haber un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer de tiroides, aunque el vínculo es complejo y no se comprende completamente.
- Estilo de vida y factores ambientales: Factores como la obesidad, una dieta baja en frutas y verduras y la exposición a ciertos contaminantes ambientales pueden contribuir a un mayor riesgo, pero su papel específico en el desarrollo del cáncer de tiroides aún está bajo investigación.
Tipos de cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides se manifiesta de diversas formas, cada una con características y pronósticos distintos:
- Carcinoma papilar de tiroides: Este tipo es el más frecuente y representa alrededor del 80 % de los cánceres de tiroides. Generalmente, es de crecimiento lento, se presenta a menudo como un bulto en el cuello y tiene un pronóstico favorable. El carcinoma papilar suele propagarse a los ganglios linfáticos, pero responde bien al tratamiento del cáncer de tiroides.
- Carcinoma folicular de tiroides: El carcinoma folicular, que representa aproximadamente el 15% de los casos, tiende a extenderse a sitios distantes como los pulmones o los huesos. Es más agresivo que el carcinoma papilar pero aún tiene un pronóstico relativamente bueno.
- Carcinoma medular de tiroides: El carcinoma medular, que surge de las células C de la tiroides, constituye aproximadamente del 3 al 5% de los cánceres de tiroides. Puede ser hereditario o esporádico y tiende a propagarse tempranamente a los ganglios linfáticos y otros órganos.
- Carcinoma anaplásico de tiroides: Este es el tipo más agresivo y raro, y comprende sólo el 1-2% de los casos. El carcinoma anaplásico crece rápidamente, es difícil de tratar y, a menudo, tiene un mal pronóstico debido a su naturaleza agresiva.
- Linfoma de tiroides: El linfoma, una forma rara de cáncer de tiroides que se origina en las células del sistema inmunitario, se presenta como una masa que crece rápidamente en el cuello y requiere un tratamiento específico para el cáncer de tiroides, como la quimioterapia.
Prevención del cáncer de tiroides
Para prevenir el cáncer de tiroides es necesario tomar medidas para reducir el riesgo y mantener una buena salud de la tiroides. Si bien no todos los casos se pueden prevenir, a continuación se indican algunas medidas que pueden ayudar a reducir el riesgo:
- Revisiones regulares
- Exámenes de salud:Las visitas periódicas a su proveedor de atención médica pueden ayudar a controlar la salud de su tiroides. Si tiene antecedentes familiares de cáncer de tiroides u otros factores de riesgo, su médico puede recomendarle exámenes de detección periódicos.
- Dieta Saludable
- Nutrición equilibrada:Una dieta sana y equilibrada rica en frutas, verduras y cereales integrales favorece la salud general, incluida la salud de la tiroides. Los alimentos ricos en yodo, como el pescado y los productos lácteos, pueden ser beneficiosos para la función tiroidea.
- Evite la radiación excesiva
- Limitar la exposición: Trate de evitar la exposición innecesaria a la radiación, en particular en la zona de la cabeza y el cuello. Por ejemplo, utilice medidas de protección si necesita someterse a pruebas de diagnóstico por imágenes que impliquen radiación.
- Mantener un Peso Saludable
- Control de PesoMantener un peso saludable mediante ejercicio regular y una dieta equilibrada puede favorecer su salud general y ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diversos tipos de cáncer.
- Monitorizar la historia familiar
- Conciencia genética:Si el cáncer de tiroides es hereditario en su familia, hable con su proveedor de atención médica. Es posible que le recomiende exámenes adicionales o asesoramiento genético para evaluar su riesgo.
- Evita fumar
- Sin tabaco:Fumar está relacionado con varios tipos de cáncer, incluido el cáncer de tiroides. Evitar el tabaco y el humo de segunda mano puede ayudar a reducir el riesgo general de contraer cáncer.
Procedimiento del cáncer de tiroides
El procedimiento para controlar el cáncer de tiroides implica varios pasos:
- Diagnóstico: Comienza con un examen físico, pruebas de imagen como una ecografía y, a menudo, una biopsia para confirmar las células cancerosas en la glándula tiroides.
- Puesta en escena: Determinar la extensión y la propagación del cáncer ayuda a planificar el tratamiento del cáncer de tiroides. Esto puede implicar análisis de sangre, estudios de diagnóstico por imágenes (TC, RMN, tomografías por emisión de positrones) y, en ocasiones, más biopsias.
- Cirugía: El tratamiento primario para el cáncer de tiroides implica una cirugía para extirpar parte (lobectomía) o toda la glándula tiroides (tiroidectomía). También se pueden extirpar los ganglios linfáticos del cuello si el cáncer se ha diseminado.
- Terapia con yodo radiactivo: Después de la cirugía, se puede administrar yodo radiactivo para destruir cualquier tejido tiroideo restante o células cancerosas que no se hayan podido extirpar quirúrgicamente.
- Terapia de reemplazamiento de hormonas: Dado que la tiroides regula el metabolismo, la terapia de reemplazo de hormona tiroidea es vital después de la cirugía para mantener las funciones corporales.
- Radioterapia de haz externo: En los casos en que el cáncer persiste o se disemina a otros tejidos, se puede recomendar la radioterapia de haz externo para atacar las células cancerosas.
- Quimioterapia o terapia farmacológica dirigida: Estos tratamientos son menos comunes para el cáncer de tiroides, pero pueden usarse en casos agresivos o avanzados.
- Cuidados de seguimiento: Los controles periódicos, los análisis de sangre y las pruebas de diagnóstico por imágenes ayudan a detectar cualquier recurrencia o nuevos desarrollos. Es posible que sea necesario realizar ajustes en la terapia de reemplazo hormonal o un tratamiento adicional para el cáncer de tiroides.