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Cáncer de vías biliares: colangiocarcinoma

El cáncer de vías biliares, también conocido como colangiocarcinoma, surge de las células que recubren los conductos biliares, que transportan la bilis desde los hepatocitos en el hígado hasta el intestino delgado. Ictericia, dolor de estómago, picazón y pérdida de peso inesperada son algunos de los síntomas. La exposición a sustancias químicas, ciertas enfermedades hepáticas y la inflamación persistente de las vías biliares son indicadores de riesgo. Dependiendo del estadio y la ubicación del cáncer, las opciones para el tratamiento del cáncer de vías biliares podrían incluir quimioterapia, radioterapia, terapia dirigida y cirugía para extirpar el tumor. Debido a su naturaleza agresiva y propensión a identificarse en una etapa avanzada, el cáncer de vías biliares con frecuencia tiene un pronóstico sombrío incluso con avances en el tratamiento del cáncer de vías biliares. 

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Acerca del cáncer de vías biliares

El tratamiento del cáncer de vías biliares generalmente comienza con una cirugía para extirpar el tumor, que puede implicar la extirpación de partes de la vía biliar, el hígado o el páncreas. Si el cáncer no se puede extirpar quirúrgicamente, a menudo se utilizan quimioterapia y radiación para controlar su propagación y aliviar los síntomas. En algunos casos, se coloca un stent para aliviar las obstrucciones de los conductos biliares y mejorar el flujo de bilis. El trasplante de hígado puede ser una opción para pacientes selectos. El plan de tratamiento depende del estadio y la ubicación del cáncer, lo que hace que la detección temprana sea fundamental para un tratamiento más eficaz y mejores resultados.

Síntomas del cáncer de vías biliares

El cáncer de vías biliares, también conocido como colangiocarcinoma, es un tipo de cáncer poco común pero grave que afecta las vías biliares. Estos conductos son responsables de transportar la bilis, un líquido digestivo, desde el hígado hasta el intestino delgado. Los síntomas del cáncer de vías biliares a menudo se desarrollan gradualmente y pueden pasar desapercibidos hasta que la enfermedad haya progresado. Estos son los síntomas clave:

  1. Ictericia: La ictericia es uno de los síntomas comunes del cáncer de vías biliares, que hace que la piel y la parte blanca de los ojos se vuelvan amarillas. Esto sucede porque el tumor bloquea el conducto biliar, impidiendo que la bilis fluya hacia el intestino. En cambio, la bilis se acumula en el torrente sanguíneo y provoca ictericia.

  2. Picazón en la piel: Junto con la ictericia, la picazón en la piel es otro síntoma común. La acumulación de sales biliares en la piel puede provocar un picor intenso que muchas veces es difícil de aliviar.

  3. Orina oscura y heces pálidas: El cáncer de vías biliares puede provocar cambios en el color de la orina y las heces. La orina puede volverse de color marrón oscuro, mientras que las heces pueden verse pálidas o de color arcilla debido a la falta de bilis que llega a los intestinos.

  4. Dolor abdominal: El dolor en la parte superior del abdomen, especialmente en el lado derecho, puede ser un síntoma de cáncer de vías biliares. Este dolor puede ser constante o aparecer y desaparecer. A menudo se debe a la presión del tumor sobre los órganos cercanos.

  5. Pérdida de peso inexplicable: Puede ocurrir una pérdida de peso rápida e inexplicable como resultado del cáncer de vías biliares. Esto puede deberse a la pérdida de apetito o a la incapacidad del cuerpo para absorber adecuadamente los nutrientes.

  6. Fiebre y escalofríos: Algunos pacientes pueden experimentar fiebre y escalofríos, que pueden ser un signo de infección o de la respuesta del cuerpo al tumor.

Causas del cáncer de vías biliares

El cáncer de vías biliares, o colangiocarcinoma, es un tipo de cáncer poco común pero agresivo que se forma en los conductos biliares, los canales que transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino delgado. Si bien la causa exacta del cáncer de vías biliares no siempre está clara, varios factores y afecciones se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Comprender estas causas puede ayudar con la detección temprana y la prevención.

  1. Inflamación crónica de las vías biliares: La inflamación prolongada de los conductos biliares es una de las causas más comunes de cáncer de conductos biliares. Esta inflamación puede ser causada por afecciones como la colangitis esclerosante primaria, una enfermedad que provoca cicatrices y estrechamiento de los conductos biliares. La constante irritación y lesión del revestimiento del conducto biliar pueden eventualmente conducir al desarrollo de células cancerosas.

  2. Infecciones por duelas hepáticas: En algunas regiones, particularmente en el sudeste asiático, las infecciones por duelas hepáticas son un factor de riesgo importante para el cáncer de vías biliares. Estas infecciones parasitarias ocurren cuando las personas consumen pescado crudo o poco cocido que contiene parásitos. Los parásitos pueden vivir en los conductos biliares durante muchos años, provocando inflamación crónica y aumentando el riesgo de cáncer.

  3. Enfermedades del tracto biliar: Ciertas enfermedades que afectan los conductos biliares o la vesícula biliar también pueden aumentar el riesgo de cáncer de vías biliares. Por ejemplo, los quistes de colédoco, que son dilataciones congénitas de los conductos biliares, pueden predisponer a los individuos al colangiocarcinoma. De manera similar, un historial de cálculos biliares u otros trastornos del tracto biliar puede contribuir al desarrollo de cáncer de vías biliares.

  4. Exposición a ciertas sustancias químicas: La exposición prolongada a ciertas sustancias químicas, particularmente las utilizadas en industrias como la fabricación de caucho, puede aumentar el riesgo de cáncer de vías biliares. Estas sustancias químicas pueden provocar mutaciones en el ADN de las células de los conductos biliares, lo que provoca un crecimiento celular descontrolado y cáncer.

  5. Hepatitis y Cirrosis: Las infecciones virales crónicas como la hepatitis B y la hepatitis C, así como la cirrosis hepática (a menudo causada por el abuso de alcohol o la hepatitis), también pueden aumentar el riesgo de cáncer de las vías biliares. Estas condiciones causan daño hepático continuo, que puede extenderse a los conductos biliares.

  6. Factores genéticos: Aunque son menos comunes, algunas mutaciones genéticas y afecciones hereditarias pueden aumentar el riesgo de cáncer de vías biliares. Por ejemplo, las personas con síndrome de Lynch, una enfermedad hereditaria asociada con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, también pueden tener un riesgo elevado de desarrollar colangiocarcinoma.

Tipos de cáncer de vías biliares

El cáncer de vías biliares, también conocido como colangiocarcinoma, es un cáncer poco común que afecta los conductos biliares, que son los conductos responsables de transportar la bilis desde el hígado al intestino delgado. Este tipo de cáncer se clasifica según su ubicación dentro de los conductos biliares. Hay tres tipos principales de cáncer de vías biliares, cada uno con características y enfoques de tratamiento distintos:

  1. Colangiocarcinoma intrahepático:

    • Ubicación: Este tipo de cáncer de vías biliares ocurre en los conductos biliares más pequeños dentro del hígado. El colangiocarcinoma intrahepático a veces se confunde con el cáncer de hígado debido a su ubicación dentro del tejido hepático.
    • Características: Causa alrededor del 10-20% de todos los cánceres de vías biliares. Los pacientes con este tipo de colangiocarcinoma pueden experimentar síntomas similares a los del cáncer de hígado, como dolor en la parte superior del abdomen, pérdida de peso e ictericia (color amarillento de la piel y los ojos).
    • Perdida de Peso: El tratamiento del cáncer de vías biliares generalmente implica la resección quirúrgica del tumor, que puede incluir una porción del hígado. En los casos en que la cirugía no sea factible, se pueden utilizar otros tratamientos como quimioterapia, radioterapia o terapia dirigida para controlar la enfermedad.
  2. Colangiocarcinoma perihiliar (tumor de Klatskin):

    • Ubicación: El colangiocarcinoma perihiliar, también conocido como tumor de Klatskin, se produce en la unión de los conductos biliares derecho e izquierdo, donde salen del hígado y se fusionan para formar el conducto biliar común.
    • Características: Este es el tipo más común de cáncer de vías biliares y representa alrededor del 50-60% de los casos. Los síntomas suelen incluir ictericia, picazón, orina oscura y heces pálidas debido a la obstrucción del flujo de bilis.
    • Perdida de Peso: La cirugía es la principal opción de tratamiento del cáncer de vías biliares y tiene como objetivo extirpar el tumor y restaurar el flujo de bilis. En algunos casos, se puede considerar un trasplante de hígado. Si la cirugía no es posible, los tratamientos paliativos, como la colocación de stents o procedimientos de drenaje, pueden ayudar a aliviar los síntomas.
  3. Colangiocarcinoma distal:

    • Ubicación: El colangiocarcinoma distal ocurre en los conductos biliares fuera del hígado, más cerca del intestino delgado. Este tipo también se conoce como colangiocarcinoma extrahepático.
    • Características: Representa alrededor del 20-30% de los casos de cáncer de vías biliares. Al igual que el colangiocarcinoma perihiliar, a menudo se presenta con síntomas relacionados con la obstrucción de las vías biliares, como ictericia y problemas digestivos.
    • Perdida de Peso: La extirpación quirúrgica del segmento afectado del conducto biliar es el tratamiento preferido para el cáncer de vías biliares. Esta cirugía puede implicar la extirpación de partes del páncreas o del intestino delgado, según la ubicación del tumor. También se pueden utilizar quimioterapia y radioterapia, especialmente si el cáncer se ha diseminado.

Procedimiento del cáncer de vías biliares

El procedimiento de tratamiento del cáncer de vías biliares generalmente implica una cirugía para extirpar el tumor, que a veces requiere una porción del hígado, páncreas o intestinos. Si la cirugía no es posible, se pueden usar tratamientos como quimioterapia, radiación o colocación de stent para controlar los síntomas y controlar la progresión de la enfermedad. La detección temprana es crucial para obtener mejores resultados.

  • Diagnóstico: Un historial médico completo y un examen físico son los primeros pasos del proceso, y síntomas como coloración amarillenta de la piel, malestar estomacal y pérdida de peso imprevista son el foco de atención. Las investigaciones de diagnóstico incluyen análisis de sangre (pruebas de función hepática), cirugías endoscópicas (CPRE, CPRM) y pruebas de imágenes (tomografía computarizada, resonancia magnética) que se realizan para verificar el diagnóstico y determinar la extensión del cáncer.

    Evaluación preoperatoria: Antes de comenzar cualquier tratamiento médico, los pacientes se someten a una evaluación integral para ver si se encuentran en buen estado de salud para someterse a una cirugía. Las pruebas de función pulmonar, el examen cardíaco y el análisis nutricional pueden ser parte de esto. 
  • Anestésico: El paciente recibe anestesia el día del procedimiento para asegurarse de que esté cómodo y sin dolor. Dependiendo de la técnica quirúrgica particular y la salud del paciente, se empleará anestesia general o regional. 
  • Abordaje quirúrgico: La ubicación, el tamaño y la extensión del tumor, así como la afectación de las estructuras circundantes, influyen en la estrategia quirúrgica para el cáncer de vías biliares. Las posibilidades quirúrgicas incluyen hepatectomía (resección del hígado), resección del conducto biliar (resección del segmento dañado del conducto biliar) y, en algunas circunstancias, trasplante de hígado. 
  • Disección de ganglios linfáticos: Para saber si la enfermedad maligna ha progresado más allá de los conductos biliares, en ocasiones se pueden extirpar los ganglios linfáticos abdominales (linfadenectomía). Esto ayuda en la estadificación del cáncer y dirige la selección de otros tratamientos. 
  • Reconstrucción: Para restablecer el flujo de bilis y la función hepática después de la resección de la vía biliar o el trasplante de hígado, se pueden realizar tratamientos reconstructivos. Para ello, pueden ser necesarios procedimientos como la hepaticoyeyunostomía en Y de Roux o la reconstrucción del conducto biliar. 
  • Cuidado Postoperatorio: Después de la cirugía, los pacientes se mantienen bajo observación constante en el área de recuperación en caso de que haya alguna complicación, como sangrado, infección o fuga de bilis. Se ofrecen movilización temprana, cuidado de heridas y tratamiento del dolor a pedido. Después de la cirugía, los pacientes reciben pautas para su atención posoperatoria, que incluyen qué comer, cuánto pueden hacer y cuándo programar visitas de seguimiento para seguimiento y terapia adyuvante. 

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