Tratamiento de cálculos renales
Acerca de los cálculos renales
Cuando los minerales, ácidos y sales se acumulan en los riñones, forman masas sólidas o cristales denominados cálculos renales. Estos pueden tener distintos tamaños, desde pequeños granos de arena hasta algunos tan grandes como una pelota de golf. También se conocen como cálculos renales o nefrolitiasis. A veces pueden pasar desapercibidos al pasar por las vías urinarias. Pero los más grandes obstruyen el uréter y crean un reflujo de orina, lo que provoca insuficiencia renal y sangrado.
Los cálculos renales pueden causar síntomas distintivos, que indican su presencia en el tracto urinario. Los signos comunes incluyen:
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Dolor severo: El dolor intenso y punzante en la espalda o la parte inferior del abdomen es un síntoma característico. El dolor a menudo se irradia a la ingle y fluctúa en intensidad a medida que el cálculo se mueve dentro del tracto urinario.
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Hematuria (sangre en la orina): Los cálculos renales pueden causar sangre microscópica o visible en la orina. La hematuria puede darle a la orina un color rosado, rojo o marrón, lo que indica una posible irritación o daño al tracto urinario relacionado con los cálculos.
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Micción frecuente: Las personas con cálculos renales pueden experimentar una mayor necesidad de orinar. Sin embargo, el paso de orina puede ser mínimo o estar acompañado de dolor.
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Orina turbia o con mal olor: Puede producirse decoloración, turbidez o un olor desagradable en la orina debido a la presencia de infección o acumulación de minerales asociados con los cálculos renales.
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Náuseas y vómitos: El dolor y el malestar causados por los cálculos renales pueden provocar náuseas y vómitos. Estos síntomas pueden ir acompañados de una sensación general de malestar o inquietud.
Tipos de cálculos renales
Las piedras se nombran según el tipo de cristales que poseen. A continuación, se detallan las principales categorías:
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Piedras de calcio: Estos cálculos constituyen una parte importante de los cálculos que están compuestos ya sea de oxalato de calcio o de fosfato de calcio. Sin embargo, su formación está determinada por el aumento de la ingesta de vitamina D, lo que lleva a la dieta, entre otros factores, a causar trastornos metabólicos.
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Piedras de estruvita: La rápida formación de cálculos muy grandes que contienen magnesio, amonio y fosfato es resultado de una infección del tracto urinario.
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Cálculos de ácido úrico: Son cálculos urinarios que son resultado del exceso de ácido úrico en la orina debido a varias causas como el aumento del consumo de proteínas, la deshidratación, la gota o la genética.
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Cálculos de cistina: Son poco frecuentes y se presentan entre aquellos con una enfermedad hereditaria conocida como cistinuria, que aumenta la excreción de cistina en la orina.
¿Qué causa los cálculos renales?
Las altas concentraciones en la orina permiten que los minerales calcio, oxalato, ácido úrico y cistina se cristalicen y se aglomeren, formando cálculos renales. Varios factores pueden provocar este proceso, como:
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Volumen de orina bajo: Cuando estás deshidratado, tu orina está mucho más concentrada, lo que facilita que los minerales se cristalicen.
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Dieta: Algunos hábitos alimentarios como el consumo elevado de sodio, proteínas, especialmente animales, alimentos ricos en oxalato y azúcar aumentan los niveles de calcio y ácido úrico.
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Historia familiar: Aquellas personas cuya familia tiene antecedentes de cálculos renales tienen un mayor riesgo de desarrollarlos.
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Condiciones médicas: Se sabe que los cálculos renales son resultado de hiperparatiroidismo, gota, enfermedad inflamatoria intestinal, acidosis tubular renal, infecciones del tracto urinario y cistinuria.
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Obesidad: Las personas con sobrepeso u obesas generalmente tienen mayores probabilidades de desarrollar cálculos renales.
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Ciertos medicamentos: Algunos medicamentos aumentan el riesgo de desarrollar cálculos renales.
Diagnóstico de cálculos renales
El diagnóstico de cálculos renales implica una evaluación integral de la historia clínica y un examen físico junto con varias pruebas. A continuación, se presenta un breve resumen de los métodos de diagnóstico más comunes:
1. Historial médico y examen físico: Durante la evaluación, los médicos preguntarán sobre los síntomas, los sitios de dolor, la gravedad del dolor, los antecedentes personales y familiares de cálculos renales, los hábitos alimentarios y cualquier condición médica preexistente.
2. Análisis de orina: El análisis de orina es una prueba que se realiza en la orina para detectar la presencia de sangre, cristales e infecciones. La recolección de orina de 24 horas para realizar la prueba es útil para verificar el volumen que contiene sustancias formadoras de cálculos y determinar el tipo de cálculo y el riesgo de formación de cálculos en el futuro.
3. Análisis de sangre: Los análisis de sangre revelan niveles elevados de calcio o ácido úrico en la sangre y evalúan la función renal.
4. Pruebas de imagen: Las tomografías computarizadas son la mejor manera de detectar los cálculos renales. Las radiografías pueden detectar los cálculos, pero no son tan sensibles como las tomografías computarizadas. Las ecografías emplean ondas sonoras para visualizar los riñones y el tracto urinario, lo que resulta especialmente útil en mujeres embarazadas y niños.
5. Análisis de la piedra: Si descubre que ha expulsado un cálculo renal, es probable que su médico le solicite que lo guarde para analizarlo más a fondo. Este análisis ayuda a determinar la composición del cálculo, lo que puede ayudar a determinar los métodos de tratamiento y prevención adecuados.
Factores de riesgo de cálculos renales
Los cálculos renales son una afección común y dolorosa, y varios factores pueden aumentar la probabilidad de desarrollarlos. A continuación, se destacan los factores de riesgo más importantes:
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Deshidración: Beber pequeñas cantidades de líquido aumenta el riesgo ya que concentra la orina, lo que ayuda a cristalizar los minerales.
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Dieta: El consumo de alimentos con alto contenido de sodio, proteínas (especialmente proteínas animales), oxalato y azúcar contribuye a la formación de cálculos renales.
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Obesidad: El aumento del peso corporal (IMC) junto con una mayor circunferencia de la cintura aumentan el riesgo.
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Historia familiar: Si hay antecedentes familiares de cálculos renales, es posible que usted sea más propenso.
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Infección del tracto urinario (ITU): Las infecciones urinarias pueden dar lugar a cálculos de estruvita.
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Hiperparatiroidismo: Provoca un depósito excesivo de calcio en la sangre y la orina.
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Gota: Niveles elevados de ácido úrico.
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Enfermedad inflamatoria intestinal (EII): Puede comprometer la absorción de calcio y agua.
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Acidosis tubular renal: Altera la regulación del equilibrio ácido-base por parte del riñón.
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Cistinuria: Una enfermedad hereditaria, más cistina en la orina.
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Diabetes: Síndrome metabólico.
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Medicación: Algunos medicamentos pueden hacer que sea más susceptible. El exceso de vitamina D o de suplementos de calcio también puede suponer un riesgo.
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Edad y sexo: La formación de cálculos es más frecuente en hombres y adultos.
Conocer estos factores puede ayudar a los pacientes a determinar las posibilidades de verse afectados.
Complicaciones de los cálculos renales
Cuando no se tratan o cuando los cálculos son demasiado grandes para expulsarlos, pueden provocar complicaciones, como dolor intenso (cólico renal por obstrucción del flujo urinario), infección urinaria por obstrucción del flujo urinario, infección renal (pielonefritis) por infección urinaria ascendente, daño renal, hidronefrosis por obstrucción del flujo urinario, sepsis por infección grave y obstrucción del uréter que provoca lesión renal. Por lo tanto, si aparecen manifestaciones como dolor agudo, fiebre o sangre en la orina, sería conveniente buscar asistencia médica para frenar sus efectos sobre la salud.
Prevención
La prevención de los cálculos renales se puede lograr mediante cambios en el estilo de vida, medicamentos y estas pautas específicas:
- Mantente hidratado: Beber al menos 2 a 3 litros de líquidos, preferiblemente agua; vigilar el color de la orina; aumentar la ingesta en climas cálidos o durante la actividad física.
- Ajuste dietético: Restrinja la ingesta de sodio, modere el uso de proteínas, preste atención al oxalato, mantenga los niveles de calcio y evite las bebidas azucaradas.
- Mantenga un peso saludable: Manténgase en forma con dieta y ejercicio para minimizar los riesgos relacionados con la obesidad.
- Administración medica: Tomar los medicamentos recetados, controlar las enfermedades asociadas y programar controles médicos.
Procedimiento de cálculos renales
El tratamiento de los cálculos renales implica una combinación de manejo del dolor, modificaciones en el estilo de vida e intervenciones médicas adaptadas al tamaño y la composición del cálculo. A continuación se ofrece una descripción general del procedimiento de tratamiento en seis puntos clave:
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El manejo del dolor: El dolor intenso es un síntoma característico de los cálculos renales. A menudo se recetan analgésicos de venta libre o recetados para aliviar las molestias durante el paso de los cálculos. En casos más graves se pueden administrar analgésicos intravenosos.
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Modificación de hidratación y dieta: Aumentar la ingesta de líquidos es fundamental para eliminar los cálculos y prevenir su formación. Los cambios en la dieta pueden implicar la reducción de la ingesta de sal, oxalato y proteína animal para minimizar el riesgo de recurrencia de cálculos.
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Medicación: Dependiendo de la composición del cálculo, se pueden recetar medicamentos como alfabloqueantes o citrato para relajar los músculos del uréter o inhibir la formación de cristales, facilitando el paso de los cálculos y previniendo el desarrollo de nuevos cálculos.
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Litotricia extracorpórea por ondas de choque (ESWL): Este procedimiento no invasivo emplea ondas de choque para romper los cálculos más grandes en fragmentos más pequeños, lo que facilita su eliminación. ESWL se usa comúnmente para cálculos ubicados en los riñones o el tracto urinario superior.
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Ureteroscopia: Para los cálculos que no responden a la LEOC, la ureteroscopia implica la inserción de un tubo delgado a través de la uretra y la vejiga para acceder directamente y extraer o descomponer los cálculos en el uréter o el riñón.
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Intervenciones Quirúrgicas: En caso de cálculos renales grandes o complejos, pueden ser necesarios procedimientos quirúrgicos como la nefrolitotomía percutánea (PNL). La nefrolitotomía percutánea (PCNL) se realiza para cálculos renales grandes o complejos e implica hacer una incisión en la espalda, a través de la cual se inserta un tubo directamente en el riñón. Se utilizan instrumentos para triturar y extraer el cálculo bajo anestesia general y con atención hospitalaria.
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Laparoscópico: La cirugía laparoscópica tendrá una pequeña incisión para la extirpación, aunque en casos raros puede requerirse cirugía abierta.
El médico elegirá el procedimiento en función de las características de los cálculos y de la salud del paciente. Los alfabloqueantes y otros medicamentos pueden facilitar la evacuación de los cálculos al relajar los músculos ureterales.